13/3/09

El mar más oscuro

Lejos de todo, solo, triste, angustiado, débil... ¿cuántas cosas?¿cuántos sentimientos al mismo tiempo?

Todos ellos no son más que un mar oscuro en el que no sé nadar, un mar frío donde mil agujas clavan sus agudez en tu cuerpo, un mar oscuro en una noche sin estrellas sin luna, una noche que parece eterna.

De repente un faro te ilumina, te enseña que no estás solo, que nada más hay que nadar hacia esa luz, que cada esfuerzo vale, que podés hacerlo, que la oscuridad acabará y que el frío hallará su fin al alcanzarla. Una brazada, dos brazadas... la luz se apaga... otra vez solo, de nuevo a oscuras, con frío una vez más... pero esta vez también se va la esperanza, esta vez nuestro esfuerzo se vuelve inútil. Ya no quiero nadar si no hay luz, no quiero hacerlo, no voy a poder hacerlo.

Lo peor es que la luz sigue ahí, sólo hay que saber verla, no es la luz que se fué somos nosotros que no la vemos pero... ¿como razonar eso con tanto frío, como hacerlo con tanta oscuridad, como hacerlo mientras tratamos de no ahogarnos? el tiempo pasa y ya no hay fuerzas, ya no hay ganas.

Pero la luz sigue allí, ¿cuánto tiempo perdido llorando por algo que dejamos de ver en nuestra ceguera pero que siempre nos iluminó? Hay que nadar, no se puede manterner a flote, nadie te va a rescatar, hay que nadar, aunque haga frío, aunque esté oscuro, aunque ya no haya estrellas.

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