13/3/09

Antártida

La caminata se había tornado demasiado extensa, agachar la cabeza y seguir hacia adelante ya no parecía ser una opción, los pies seguían helándose en la nieve que ya llegaba hasta las rodillas, la nevada cortaba la piel de la cara, y nublaba la visión; quedarse quieto era la muerte... seguir caminando... también.

Casi medio año había transcurrido desde que se inició la travesía que cerraría finalmente el círculo de su vida, el sabía que la búsqueda había concluido, sólo restaba un pequeño, aunque escarpado trayecto, y el tesoro estaría frente a el, el tesoro que no creía merecer, que había dado con sus narices casi sin quererlo, y que hoy lo obsesionaba, que hoy creía suyo por derecho.

El camino intransitable para muchos se le había hecho ameno al principio y un poco más peligroso con el correr del tiempo, no sólo mermaba sus capacidades físicas, si no también su mente, pronto empezó a dudar de su fortaleza, de sus cualidades para llegar al tesoro, pero no cejaría en su empeño, sabía que por algo había llegado allí, y la mitad del camino no era el lugar adecuado para abandonar la búsqueda, aunque muriera había decidido hacerlo en movimiento, siempre hacia adelante, luchando hasta el final, sacando fuerza de donde no las había.

Muchos buscaron ese tesoro en el pasado, pocos lo alcanzaron, y demasiados ni siquiera creen en el, pero existe, saber de su existencia es querer tenerlo, alcanzarlo es no querer perderlo, podría llevarte a la muerte, a la locura, a la felicidad... ¿valía el intento? decidió que si casi al mismo tiempo en que comenzó su camino, su primer paso lo dio con seguridad..

No así los vacilantes últimos pasos, entre tropiezos, las manos comienzan a quemar de tanto apoyarlas para levantarse una y otra vez, el destino está allí, al final del camino, el tesoro no es para los que lo toman, sino para los que lo buscan, para quienes luchan por el, hay que seguir adelante...

Aridez, dolor, un alma herida y un corazón inquieto son sus armas, sus compañía, su todo... pero hay algo más allí, algo que provoca que vuelva a levantarse, aquello sin lo que no hubiese salido nunca de su casa: esperanza.

Su tienda, su abrigo, sus provisiones, todo perdido en sucesivas tormentas accidentes, ya poco quedaba para afrontar el resto del camino, un camino que no sabía cuanto duraría, pero no se puede parar, un paso delante de otro, así... otra caída... arriba, a seguir adelante.

Es plausible que no todos deban hacer este camino para alcanzar tal tesoro, es probable que cada uno deba de hacer su propio trayecto y superar sus propias pruebas, el Grial espera allí, algunos logran alcanzarlo otros mueren en el camino...

La piel quema, lo pies se hinchan, el frío aumenta, y el sigue caminando... seguirá haciéndolo, porque lo vale, porque así lo quiere, porque nunca volverá a dormir sabiendo que no lucho por el tesoro, porque prefiere morir luchando... el camino se alarga, se estrecha, y la nieve sigue cortando su cara, ocultando sus lágrimas de desesperación, de dolor.

El seguirá...

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