12/9/08

Sobre Sir Lugh: Introducción

Algunos dicen que pelo en cien batallas... ¡quinientas! sonará en alguna posada perdida, lo real es que sir Lugh se había hecho de cierta reputación.

Nacido en las islas Orcadas (al norte de Britania) no compartía los razgos típicos de sus compatriotas: hombres altos, corpulentos y de tez morena. Por el contrario hablamos de un caballero de estatura media, pelo claro y lacio y piel realmente blanca. Acostumbraba a usar la barba al estilo romano y el pelo de la misma manera, lo que contrastaba conel estilo celta adoptado en aquella época. su imagen era exclusiva responsabilidad de su madre, quien se había preocupado de criar a su hijo como a un auténtico ciudadano romano, tal como lo había sido su padre.

El pequeño orcadiano no comprendía el afán de su madre porporque se parezca al hombre que los había abandonado aún antes de su nacimiento, peor lo cierto era que se había acostumbrado asu imagen, además le gustaba verse distinto, por lo que adoptó tal imagen incluso una vez armado Caballero.

Caballero... un título obtenido gracias a su madre, quien era consejera de la hermana del mismísimo rey Arturo, Lady Morwuase: Reina de las Orcadas.

A los catorce años el joven Lugh abandonó sus estudios de teología y otras ciencias a cargo del viejo Abad Teobaldo, de quién se hablará en otra oportunidad, y comenzó su entrenamiento marcial para armarse Caballero. Tres años de duro entrenamiento transcurrieron para que pasara su Noche en Blanco, que es la noche previa a recibir su título. Grande fue la alegría que sintió al siguiente día cuando oyó a la Reina Morwuase decir:
- Levántate Sir Lugh-

No sólo por el logro personal, sino también por haber cumplido con los anhelos de su madre, quien lo miraba con lágrimas en los ojos levantarse como un hombre.

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Un año había transcurrido y el muchacho era muy feliz como caballerode la Corte de las Islas, donde se codeaba con gente realmente importante, entre ellos Sir Gareth, sobrino del Rey y hermano menor de Sir Gawain. Sin olvidar que su propio entrenamiento había estado regido por uno de los mejores Caballeros del mundo: Sir Lamorak. Todo fue bien, hasta que el destino quiso que posara sus ojos en la Doncella Blaisine, prima por parte de padre del ya mencionado Gawain. El amor nació entonces en su corazón y ya no pudo apartar jamás de su mente esos perfectos ojos verdes que adornaban un rostro sublime adornado por cabellos de oro. Pero no todo era color de rosa, a veces el amor corre en una sola dirección, como era en este caso, Blaisine ni siquiera se había percatado de la existencia del pequeño orcadiano.

Un buen día, Sir Ulfius, padre de Blaisine y hermano del ya fallecido Rey Loth, decidió mandar a su hija a la corte del rey Arturo para que sirva a Gwenevere, la Reina.Comprendiendo que una doncella de Camelot jamás posaría sus ojos en un Caballero bastardo, pobre y sin futuro, sir Lugh decidió ganar fama en solitario para acceder a la corte del Rey y algún día, quizá, poder ocupar un lugar entre los 150 Caballeros de la Tabla Redonda, lo mejores del mundo.

Así partió con dirección al Sur; no cargaba muchos víveres, sólo lo necesario para el camino y dinero para la barca que lo dejaría en la isla mayor de lo que era Britania, alguna vez tierra de Picts. El viaje era duro, el clima ingrato y el terreno áspero, pero nada lo detuvo una vez en camino. No había vuelta atrás, jamás volvería a las Orcadas, y por eso su andar era lento, ya que quería ver esa desolación de paisaje por última vez. La soledad lo abordó y el tiempo lo endureció, sir Lugh comenzaría a escribir su historia.

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